LA MORAL CRISTIANA.
OBJETIVOS.
A lo largo de esta unidad, reflexionarás sobre la dimensión moral del ser humano y la diversidad de dilemas éticos que presenta la vida cotidiana. Además, descubrirás las características de la moral en general y su relación con la religión y, más especialmente, los fundamentos de la moral cristiana. Todos estos aspectos te ayudarán a desarrollar tu orientación moral, así como tus propias actitudes y criterios éticos, a partir de las normas cristianas.
FRASES.
“La felicidad consiste en hacer el bien”. Aristóteles (384-322 a.C.). Filósofo Griego. 
“Haced el bien a vuestros amigos y enemigos, porque así conservaréis a los unos y os será posible atraer a los otros”. Cleóbulo 
(Siglo VI a.C.). Filósofo y uno de los siete sabios de Grecia.
(Siglo VI a.C.). Filósofo y uno de los siete sabios de Grecia.
VOCABULARIO.
PALABRA DE HONOR: Es un término relacionado con el comportamiento moral. Consiste en una promesa hecha de palabra, por la cual la persona se compromete a cumplirla a partir de sus principios y su dignidad. El incumplimiento de esta palabra, si se ha decidido libremente, conlleva la desconfianza y la desvalorización de la persona.
LA “PALABRA” EN LA BIBLIA: No es solo un medio de comunicación, ya que representa lo más profundo y lo más digno de las personas. Al dar la palabra, uno se entrega a los demás. También es el medio privilegiado por el que Dios entra en comunicación con el hombre. Por eso, Jesucristo es la Palabra de Dios hecha hombre: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1,1).
LA MORAL CRISTIANA.
La existencia de problemas e injusticias provoca interrogantes de carácter moral: “¿Qué es lo bueno?, ¿qué debo hacer?”. Para contestar estos interrogantes, son necesarias una moral y unas normas de convivencia. Sin una moral personal, local y mundial, no es posible encontrar solución a los distintos problemas que surgen a nuestro alrededor.
QUÉ ES LA MORAL.
La moral es la ciencia que estudia las conductas humanas. Sirve para diferenciar las que son correctas y buenas (morales) de las que son incorrectas y malas (inmorales). Los comportamientos morales son aquellos que contribuyen a la felicidad de los demás y de uno mismo. Por el contrario, los comportamientos inmorales son los que producen la infelicidad y la destrucción de la persona, de la sociedad y del medio ambiente.
La moral es el conjunto de reglas de conducta, ideas y creencias de una persona o de un grupo acerca de lo que es bueno o es malo. También es la capacidad humana de comportarse bien o mal con uno mismo y con los demás. La persona desarrolla esta dimensión ejercitando la voluntad, practicando la verdadera libertad, adquiriendo buenos hábitos o virtudes, eligiendo los mejores valores y formando su conciencia a partir de unos principios o criterios éticos.
APORTACIÓN DE LA RELIGIÓN A LA MORAL.
A lo largo de la historia, las religiones han propuesto los principales códigos morales a la humanidad. En la Biblia, destacan los Diez Mandamientos o el Decálogo (Éx 20, 1-17).
También se incluyen listas de vicios o virtudes (Os 4; 2 Tim 3, 2-5) y criterios morales (Rom 12, 9-21). La finalidad de estos textos es prevenir las conductas negativas y orientar sobre las buenas conductas morales.
EN QUÉ CONSISTE LA MORAL CRISTIANA.
La moral cristiana cumple dos requisitos. Es una moral teónoma o religiosa porque tiene su origen en Dios. Es una moral autónoma o humana porque, al igual que otras éticas civiles, desea construir un mundo más justo y promover los valores contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, formulada por la O.N.U en 1.948. Tiene unas características comunes con otros tipos de moral y otras que le son propias, únicas. Las características más originales de la moral cristiana son:
La fe en Jesucristo. Este aspecto es el que distingue a la moral cristiana con respecto a las otras. Para el cristiano es lo más importante. La fe exige a los cristianos que se comporten de acuerdo con una moral correcta.
La moral de Jesús. Sus valores aparecen en los Evangelios: Las Bienaventuranzas (misericordia, paz, etc.) y el mandamiento del amor; esto es, amar a Dios, a los demás y a uno mismo, sin olvidar su máxima meta; a los enemigos, a los extranjeros, a los marginados, etc.
La conciencia general. Es la capacidad por la que sabemos de forma natural qué debemos hacer y qué debemos evitar. La conciencia debe ser formada en buenos criterios éticos.
Las enseñanzas morales de la Iglesia. El cristiano debe guiar su conducta teniendo en cuenta las orientaciones de la historia, tradición y jerarquía de la Iglesia. Una de estas orientaciones consiste en aceptar a toda persona como imagen e Hijo de Dios, con un valor absoluto y con la misma igualdad en dignidad y derechos que cualquier otro ser humano.
VOCABULARIO.
VIRTUD: La virtud es el hábito constante y firme que impulsa a hacer el bien. El cristianismo lo clasifica en torno a las cuatro virtudes cardinales: prudencia (saber utilizar la razón para descubrir lo mejor de la persona) 
, justicia (dar a Dios y al prójimo lo que verdaderamente le corresponde), 
fortaleza (ser constantes y valientes al practicar el bien) y templanza (usar los bienes creados de una forma moderada y justa). 
, justicia (dar a Dios y al prójimo lo que verdaderamente le corresponde), fortaleza (ser constantes y valientes al practicar el bien) y templanza (usar los bienes creados de una forma moderada y justa). LAS FILACTERIAS: Son pequeñas envolturas de cuero que contienen tiras de pergaminos con pasajes del Antiguo Testamento y que los judíos se atan al brazo izquierdo o en la frente: “Las atarás a tu mano como una señal, y será como una insignia entre tus ojos” (Deut 6,8).
Mucha gente piadosa del tiempo de Jesús las llevaba no solo cuando oraba, sino durante todo el día. De esta forma, se expresaba el cumplimiento de las leyes religiosas.
CONSEJOS DE “SAN AGUSTÍN” A LA JUVENTUD DEL SIGLO IV
1.- Si te dedicas al estudio, debes mantenerte limpio de cuerpo y de espíritu; alimentarte de comida sana, vestirte con sencillez y no consumir superfluamente.
2.- Ten siempre presente que la obsesión por el dinero es veneno que mata toda esperanza.
3.- No actúes con debilidad ni tampoco con audacia.
4.- Sé el centinela de ti mismo: vigila tus sentimientos y tus deseos para que no te traicionen.
5.- Reconoce tus defectos y procura corregirlos.
6.- No seas excesivo en el castigo ni tacaño en el perdón.
7.- Sé tolerante con los que tienden a mejorar y precavido con los que tienden a empeorar.
8.- No insistas ni molestes a los que no quieren corregirse.
9.- Evita cuidadosamente las enemistades, sopórtalas alegremente, termínalas inmediatamente.
10.- En el trato y en la conversación con los demás, sigue siempre el viejo proverbio: “no hagas a nadie lo que no quieras que te hagan a ti”.
11.- Procura progresar siempre, no importa la edad y las circunstancias en las que te encuentres.
12.- Durante toda tu vida, en todo tiempo y lugar, ten amigos de verdad o búscalos.
13.- Aléjate de los soberbios; esfuérzate tú por no serlo.
14.- Busca a Dios; que su conocimiento llene tu existencia y su amor colme tu corazón.
15.- No busques puestos de mando si no estás dispuesto a servir.
16.- Pide para ti y para todos una mente sana, un espíritu sosegado y una vida llena de paz.
17.- Da honor a quien se lo merece, aunque él no lo desee.
Adaptación de “Sobre el Orden”, II, 8, 25.
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