jueves, 4 de agosto de 2011

TEMA 3. CUARTO DE LA ESO.

EL SACRAMENTO DEL ORDEN.


LOS APÓSTOLES Y SUS COLABORADORES.

Jesús al iniciar su vida pública, elige a doce apóstoles. Lc 6, 12-13.
Los llama para encargarles la misma misión que Él había recibido del Padre, y así continuar en el tiempo su obra. Jn 20,21.

 El Evangelio de San Marcos destaca que Jesús llamó a los que Él quiso, y se fueron con  Él significando con ese detalle que a partir de ese momento se inició un largo periodo de formación e intimidad con Él.

Momento importante es el de la institución de la EUCARISTÍA, cuando los DOCE recibieron el poder de celebrarla.
 También los DOCE reciben de Jesús el poder de predicar el Evangelio y el de ser pastores del Pueblo a ellos encomendado.

Más tarde los apóstoles eligieron obispos para que les sucedieran en la misión a la que habían sido llamados. Al extender el Evangelio iban creando comunidades cristianas a cuyo servicio designaban presbíteros, para que siguieran predicando, administrando los sacramentos y teniendo cuidado pastoral de ellas. Tito 1,5.

Los apóstoles al transmitir este poder, eran conscientes de que actuaban conforme al mandato de Cristo: constituir a otros varones como sucesores suyos mediante la imposición de las manos. Lo hacían siguiendo un rito que integraba estos elementos. 2 Tim 1,6:

 ·         Hacían una oración.

·         Les entregaban las enseñanzas apostólicas.

·         Hacían la confesión de la fe.

 PARA UNA TAREA DE SERVICIO.

Hablar de sacerdocio es hablar de ministerio. Y ministerio significa SERVICIO. Por eso, la vida del sacerdote es fundamentalmente una vida de servicio.

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiendoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el Supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita”.

Este servicio tiene una triple dimensión:

      SERVIR   A    DIOS


Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los  hombres en el culto a Dios; para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Heb 5, 1.


El fin que los presbíteros persiguen con su ministerio y vida es procurar la gloria de Dios Padre en Cristo. Esta gloria consiste en que los hombres reciben consciente, libre y agradecidamente la obra de Dios, acabada en Cristo y la manifiestan en su vida entera. Concilio Vaticano II, Presbiterorum ordinis, nº 2.
SERVIR   A    LA    IGLESIA


Sirven a la Iglesia al hacer presente en el tiempo el misterio salvador de Cristo a ella entregado. Los sacerdotes no son propietarios de cuanto hacen, sino administradores de este tesoro salvador que enriquece a la Iglesia. Por tanto, los sacerdotes sirven a la Iglesia al:


·         Anunciar la fe.

·         Celebrar los sacramentos.

·         Acompañar a los cristianos en el seguimiento de Jesús.

Los presbíteros, como rectores de la comunidad, practican la ascesis propia del pastor de almas, renunciando a sus propios intereses, no buscando su utilidad particular, sino la de muchos, a fin de que se salven. Concilio Vaticano II, Presbitorum ordinis, nº 13.

SERVIR   A  LOS   HOMBRES


Los sacerdotes participan de las preocupaciones que agitan hoy a la sociedad y que inciden en el campo de los valores, como son la justicia, la paz, la liberación, etc. Ahora bien, esta participación la llevan a cabo como servidores y mensajeros de la verdad y:


Al regir y apacentar al Pueblo de Dios, se sienten movidos por la caridad del buen Pastor a dar su vida por sus ovejas, prontos también al supremo sacrificio, a ejemplo de los sacerdotes que, aun en nuestros días, no han rehusado dar su vida. Concilio Vaticano II, Presbitorum ordinis, nº 13.

 Resultado de imagen de Concilio Vaticano II, Presbyterorum ordinis, nº 13.

EL SACERDOCIO MINISTERIAL



·         DIÁCONOS: Es el primer grado para el sacerdocio. Algunos no llegan a ser presbíteros y permanecen como diáconos permanentes. Los apóstoles los incorporan a su ministerio para que colaboren con ellos en el ejercicio de la caridad (Hech 6,17. ). No son sacerdotes, pero sí ministros de Cristo y de la Iglesia.
·         PRESBÍTEROS: Desde el principio los apóstoles confieren el sacramento del orden. “En cada Iglesia designaban presbíteros (Hech 14,23). Por este sacramento participan del sacerdocio de Cristo; se les llama comunmente sacerdotes.



·         OBISPOS: Son los sucesores de los apóstoles y pastores de las Iglesias particulares. Reciben en la ordenación episcopal la plenitud del sacerdocio. Son los únicos que pueden comunicar la “gracia del ministerio” a otros.



El sacerdocio ministerial “es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos”. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.536.

LA VIDA SACERDOTAL.

PERSONAS DE
ORACIÓN.
   
El sacerdote tiene el deber de orar siempre. Su vida está consagrada a la oración de alabanza y de petición por la Iglesia y por las personas que le han sido encomendadas.

DESPRENDIDOS
Aunque los sacerdotes no están obligados por el voto de pobreza como los religiosos, han de vivir la pobreza voluntaria para imitar mejor a Cristo.


OBEDIENTES
El sacerdote hace entrega de su voluntad al servicio de Dios y de sus hermanos, aceptando y cumpliendo con espíritu de fe lo que se manda o recomienda por parte del Obispo o del Sumo Pontífice.


CÉLIBES
El sacerdote se compromete a vivir la perfecta y perpetua continencia por amor del Reino de los cielos. El celibato es, efecto, signo y estímulo de la caridad pastoral y fuente de fecundidad espiritual.


ESTUDIOSOS

         Y

  CULTOS
El sacerdote en todo el momento debe estar capacitado para anunciar al hombre de su tiempo la integridad del mensaje evangélico y dar respuesta desde la fe a cuantas cuestiones le sean planteadas.


LAS VOCACIONES SACERDOTALES


“Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: la mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”. Mt 9, 35-38.

No hay comentarios:

Publicar un comentario